
Cuando aprenden a jugar,
prueban diferentes técnicas para
averiguar cuál les resulta mejor. Cuando no pueden lograr lo que les interesa,
se frustran.
El juego es el modo más significativo a través del cual los niños y niñas aprenden las
tareas más importantes a esta edad, tales como jugar con otros niños/as,
interactuar con otros adultos y reconocerse así mismos como seres sociales.
El juego imaginativo ocupa un papel central en el desarrollo del lenguaje
y los abre al mundo de la fantasía y del juego pretendido; como por ejemplo,
tratar una muñeca como a una guagua. De esta manera las ideas, el
comportamiento y las relaciones pueden ser explorados y jugados simbólicamente.
A través del juego también se imita el mundo que los rodea y se desarrolla el pensamiento abstracto. Es muy bueno entregarle al niño/a
elementos que le permitan simular sus imaginaciones y jugar a tener roles (por
ejemplo, jugar a la oficina).
Asimismo, es importante motivar a los
niños/as para que jueguen con otros niños/as de su misma edad.
Un niño/a pequeño/a (menor de
2 años) va a jugar en paralelo con su par, aparentemente sin siquiera mirarse;
pero es a partir de los 2 años cuando comienza a disfrutar jugando
con el otro y aprendiendo de él.
Es probable que el juego
termine en una pelea o problema (especialmente de parte de quién es el dueño
del juguete) y/o que el niño /a niña demore un poco en aprender a compartir,
pero es justamente a través de esta experiencia de juego conjunto que le
podemos enseñar a compartir.
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